#BoPo vs la imagen corporal positiva

Because the body is both an object and a subject, it is rarely inert, or passive. In fact, normally it is just the opposite. Most often, we are aware of how we and others place our bodies as social objects and intentionally manipulate bodily appearances accordingly. Through clothing, accessories, and cosmetics we actively fashion what others see and how others perceive the body, crafting appearances of the body as a fluid and subjective component of the self and an ongoing definition of the situation.

-Waskul & van der Riet 'The abject embodiment of cancer patients: Dignity, selfhood, and the grotesque body'


En una época en que las redes sociales de alto impacto visual gobiernan la mayor parte de nuestro tiempo libre, éstas se convierten en otro espacio en el que ubicamos nuestros cuerpos como objetos sociales, se vuelve otro canal de intercambio social en el cuál también manipulamos intencionalmente la apariencia para fabricar la manera en la que otros ven y perciben el cuerpo.

Al margen de este espacio bombardeado por cuerpos con apariencia hegemónica surgen dos conceptos : Body Positivity (#BoPo), impulsado por las redes sociales, y la teoría de la imagen corporal positiva, de raíz académica. Aunque ambos buscan promover una relación más saludable con el cuerpo, sus fundamentos teóricos difieren.

¿Qué es el #BoPo?

El movimiento del Body Positivity , según algunos autores, tiene como base movimientos de feminismo crítico como el movimiento de aceptación de la gordura en Estados Unidos y Canadá. Actualmente es un movimiento social y un concepto en disputa, ya que positividad (¡Ojo! que no es lo mismo positivismo) corporal tiene un significado diferente para cada persona, pero que a grandes rasgos busca promover la aceptación corporal, retar la normalización y la persecusión de los ideales de belleza impuestos, así como visibilizar corporalidades que han sido marginadas u oprimidas.

Suena subversivo ¿no?

“Todo cuerpo es bello”

Frases como ésta, me invitan a reflexionar sobre el origen de la necesidad de saberse, manifestarse o ejercerse como bello y me cuestiono si realmente podríamos considerarlo un movimiento contestatario.


No le debemos belleza a nadie.

El alegato sobre la relación con el cuerpo ocupa un lugar central en el discurso contemporáneo sobre el bienestar y la identidad.
La imagen corporal es un concepto multifacético que comprende la percepción, sentimientos, ideas que tenemos sobre nosotros mismos (Grogan, 2017) , así como las conductas que realizamos. La apariencia corporal es sólo un componente de la imagen, sin embargo cobra importancia porque es la que asumimos como la expresión física del yo.

Esto nos recuerda al concepto de Cooley (1902/2010) del “looking-glass self” o el yo reflejado, que es un tipo de manifestación del yo dentro del contexto social. Cooley dice que el yo reflejado tiene tres elementos: la imagen de nosotros que creemos que el otro percibe, el juicio que imaginamos que el otro realiza, y el sentimiento que nos genera este juicio imaginado.

El yo reflejado es tanto social como subjetivo. Depende del lenguaje y significado y surge en la interacción social. Es un yo reflexivo que se basa en interpretaciones selectivas y no en la aceptación automática de los juicios atribuidos.(Charmaz & Rosenfeld, 2006)

En ese mismo texto, Charmaz y Rosenfeld describen ciertas tensiones entre el cuerpo, el yo y la identidad, especialmente en personas con enfermedades crónicas y/o con discapacidad (que pueden experimentar estas tensiones de manera amplificada, acelerada e intensificada) pero que de una u otra forma y en mayor o menor grado, todos experimentamos. Estas tensiones surgen en asuntos problemáticos tales como valorar al yo mismo, controlar información sobre el cuerpo y el yo, e imponerse sobre las imágenes que otros transmiten; estas tensiones a menudo conllevan oposiciones tácitas como: visibilidad vs. invisibilidad del estado físico, control corporal vs. falla corporal, autonomía vs. dependencia, aceptabilidad vs. rechazo, por nombrar algunas.

Entre las críticas al #BoPo se señala que, aunque la intención es desafiar los estándares de belleza, aún se sitúa dentro del paradigma de la visibilidad, manteniendo el cuerpo como un objeto que se mira y se valida a través de la aceptación estética.

Por otro lado tenemos la imagen corporal positiva, que es un constructo multifacético en el que convergen diferentes nociones psicológicas, sociológicas y filosóficas. El concepto de embodiment, encarnación o corporeización, es fundamental para la teoría de la imagen corporal positiva pues se refiere a la experiencia subjetiva de habitar el cuerpo y conectar con él desde las sensaciones, la conciencia corporal y la identidad personal (Piran, 2017).
El concepto no es nuevo, se manifiesta desde Fenomenología de la Percepción (1945/2012) de Merleau Ponty quien postula que el cuerpo y la mente no son entidades separadas sino que representan una unión; el cuerpo es un sitio subjetivo, que se ve afectado por el contexto en el que existe.

Citando a un querido amigo, “mucho blahblahblah, ve al grano”.

¿Qué dice la teoría corporal positiva?

La imagen corporal positiva no es el opuesto de imagen corporal negativa, sino que implica la aceptación del cuerpo a pesar de sus características y tener una opinión favorable de éste independientemente de su apariencia. Según Tylka y Piran (2019) , la imagen corporal positiva va más allá de la apariencia, pues incluye apreciar las sensaciones y las funciones del cuerpo (incluyendo aquellas funcionalidades diferentes) e interpretar la información externa de tal forma que proteja al cuerpo.
Algunos conceptos que se promueven con la imagen corporal positiva son: Apreciación corporal y de la funcionalidad, flexibilidad en la imagen corporal, ampliación del concepto de belleza, sintonía consciente ( que es una forma de referirse a la conciencia del momento presente y las acciones que promueven una conexión positiva entre las experiencias internas y externas del yo), sintonía con el ejercicio y sintonía con la sexualidad.

#BoPo vs Imagen Corporal Positiva

La divergencia central entre ambos enfoques radica en su relación con la apariencia:

  • La positividad corporal desafía la exclusión estética, pero a menudo mantiene el cuerpo dentro de un marco visual y performativo, donde la autoaceptación está vinculada al acto de ser visto.

  • La teoría de la imagen corporal positiva, a través de la encarnación o corporeización, descentraliza la apariencia y enfatiza la vivencia del cuerpo como experiencia integral.

Sin embargo, estos enfoques no son antagónicos. Desde una perspectiva crítica, teóricamente el #BoPo cumple la función política de llevar al mainstream cuerpos invisibilizados y promover contenido que, cierta evidencia sugiere, puede ayudar a mejorar la imagen corporal de las personas (Rodgers et al., 2022; Cohen et al., 2019) dependiendo de las características del individuo, del contenido y de la interacción entre ambos (Rodgers et al., 2023), mientras que la teoría de la imagen corporal positiva ofrece una vía para desarrollar una relación con el cuerpo.
Digo teóricamente, porque en la praxis se siguen manteniendo ciertas normativas en cuanto a lo que es representado como #BoPo.
En su estudio, Rodgers y sus colegas (2022) encontraron que, del contenido con imágenes analizado el 85% eran figuras femeninas, de las cuales el 67% eran caucásicas y que el 79% de las figuras humanas representadas incluían al menos un elemento dentro de los ideales socioculturales de belleza.

[Me suena a una coaptación del movimiento por el sistema]

El diálogo entre la positividad corporal y la teoría de la imagen corporal positiva, revelan la tensión fundamental entre lo visible y lo vivido. Mientras el #BoPo lucha en el terreno simbólico y social, visibilizando cuerpos históricamente marginados, la imagen corporal invita a habitar el cuerpo desde la experiencia y el presente.

Lo cierto es que necesitamos tanto del activismo colectivo, que desarticula normas y abre espacios para la diversidad corporal, como una práctica individual de encarnación, que nos permita sentir y experimentar nuestro cuerpo desde dentro, no sólo mirarlo desde fuera.


“Yo no estoy delante de mi cuerpo, estoy en mi cuerpo, o mejor dicho, soy mi cuerpo
Merleau Ponty ‘Fenomenología de la Percepción’

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